Modificaciones en el flujo migratorio venezolano
Con Información de El Espectador
La población venezolana que retornó a su nación en los últimos dos años debido a las expectativas de recuperación, ahora está emigrando de nuevo, pero esta vez lo está haciendo junto con sus hijos y sobrinos, lo que contribuye a intensificar el proceso de envejecimiento de la población. Es imperativo un mayor nivel de coordinación para abordar esta situación.
Para el año 2024, se prevé un aumento en la movilidad de la población venezolana hacia Estados Unidos. Este flujo incluirá a jóvenes que abandonarán su país debido a la falta de perspectivas de cambio político y al deterioro del sistema educativo. Asimismo, aquellos migrantes que inicialmente se establecieron en Perú y Chile continuarán emigrando, impulsados por el aumento de la xenofobia en esos países. Además, se espera que un número reducido de personas, que no lograron integrarse exitosamente en Colombia y sienten preocupación por el discurso y la proximidad del presidente Petro con el presidente Maduro, se sumen a la corriente migratoria desde ese país.
La migración venezolana continúa en aumento, registrando un crecimiento del 8.3% entre finales de 2023 y 2024, lo que representa la salida de aproximadamente 402,354 personas, según datos de la plataforma R4V. De acuerdo con la observación realizada por organizaciones de la sociedad civil y agencias internacionales, este flujo está compuesto principalmente por personas jóvenes menores de 25 años, con una ligera mayoría de hombres, ya que las mujeres enfrentan una mayor vulnerabilidad. También se observa la presencia significativa de niños y niñas, aunque la falta de una caracterización precisa y los registros deficientes de las autoridades en la frontera de salida de Venezuela, especialmente a lo largo de la ruta entre Colombia y Panamá, dificultan el análisis detallado.
Los datos iniciales de enero de 2024 indican que 36,001 personas cruzaron el Darién, lo que representa un aumento del 46% con respecto a 2023, según información del Crisis Group Latinoamérica. De este grupo, 21,940 migrantes son venezolanos, lo que constituye el 60%. Este dato es relevante, ya que, a pesar de la temporada de invierno en el hemisferio norte, que suele disminuir los flujos migratorios, el año comienza con un notable crecimiento de migrantes en la caravana, que prácticamente se inicia desde Caracas.
Después de nueve años de crisis migratoria en la región, la población que se pensaba asentada y establecida en algunos países ahora se moviliza nuevamente, motivada por el aumento de la xenofobia y los cambios en los marcos legales migratorios. Actualmente, la ruta migrante está claramente dirigida hacia Estados Unidos, siendo principalmente conformada por ciudadanos venezolanos. Sin embargo, con la consolidación de redes de trata y tráfico de migrantes en la región, gradualmente se suman personas de otras nacionalidades. La caravana migrante ya no es exclusiva de Centroamérica; hoy en día, venezolanos, ecuatorianos, haitianos, personas de origen extracontinental y también colombianos cruzan el Darién en dirección a Estados Unidos.
La respuesta de Colombia a la movilidad humana proveniente de Venezuela muestra signos de retroceso. Lo que originalmente fue una política de Estado, que se mantuvo desde la administración de Juan Manuel Santos hasta la de Iván Duque, ha experimentado un marcado retroceso desde la asunción del presidente Gustavo Petro. En un período de poco más de año y medio, se han perdido capacidades esenciales para la gestión, atención, integración y gobernanza de la migración.